Bolivia, lo auténtico aún existe

Bolivia. A pesar de su riqueza, Bolivia es un país olvidado por las corrientes turísticas masivas. Eso es lo que atrae a quienes buscan unas vacaciones en un mundo mágico, mezcla de la pureza de los pueblos más antiguos de América con una naturaleza de como cuando el mundo era nuevo.

En Bolivia lo auténtico aún existe.

Encerrada en el centro de América del Sur, Bolivia esconde lugares capaces de dejar sin aliento a quienes han llegado hasta los rincones más extraordinarios de la tierra y esto se debe a su altura excepcional, a sus tesoros naturales y a su gente. Porque si el Dorado existió alguna vez estaba en Bolivia. En las culturas de sus 37 grupos étnicos, en la riqueza de unas tradiciones que se remontan a los tiempos más antiguos de América. Tiempos en los que Tiwanaku que sirvió de antecedente e inspiración al imperio Inca ni siquiera existía.

Pueblos y naturaleza, la inspiración de Arthur Conan Doyle para escribir El Mundo Perdido. Lugares llamados en muchas lenguas diferentes el jardín del Edén. Como la jungla del Beni en el Amazonas boliviano con más pájaros, flores y animales por metro cuadrado que ningún otro lugar del planeta. Como el Salar de Uyuni, el lago Titicaca, el Chaco, la Puna, el Valle de la Luna y los lagos de colores del altiplano. Montañas nevadas, saltos y cataratas, glaciares, selvas vírgenes, desiertos de sal, parques nacionales y reservas de la biósfera.

Viajar por Bolivia es vivir en la historia, sentirla a través de su gente y su naturaleza, a través de las puertas de sus templos, de las misiones jesuíticas, de sus fiestas populares y sus tradiciones como el culto a la Pachamama. Testigos de la historia que después de cientos de años durmiendo vuelven a ser descubiertos al comienzo de un nuevo milenio.

Bolivia, lo auténtico aún existe.