Hoy es el día de Chichén Itzá, la ciudad de los brujos del agua. Han pasado seis meses desde la última cita de Kukulkán con los hombres mortales. Hoy, día del equinoccio de otoño, la serpiente emplumada regresa y vuelve a la tierra. Y Kin, el sol, vuelve a ser su aliado para hacerla visible. Hoy es el día de Chichén Itzá. Día de Kukulkán. Día del equinoccio. La palabra equinoccio proviene de aequus que significa igual y nox, noche. Es decir, se refiere a estos días del año en los cuales son iguales en duración los días y las noches.
El fenómeno equinoccial de luz y sombra conocido como el descenso de Kukulkán no es definitivamente producto del azar. Los mayas, grandes astrónomos y precisos en el cálculo numérico, crearon especialmente este edificio, el Castillo, con un diseño exacto y matemático, después de hacer seguramente numerosos cálculos y mediciones. Considerado una maravilla de la tecnología mesoamericana el Castillo de Chichén Itzá es uno de los más altos y sobresalientes de toda la arquitectura maya. Este monumental Castillo que se alza erguido por encima de la planicie yucateca es una pirámide de nueve cuerpos escalonados de 60 metros por lado y 24 de altura. A cada lado hay una escalinata y un templo en la parte superior. Los especialistas investigadores de diversas disciplinas han consensado que esta pirámide es una representación del calendario civil de los mayas. Cada lado tiene 91 escalones multiplicados por los cuatro lados la suma da un total de 364 más uno, la plataforma. Suman un total de 365 días del año solar.
Cuando llegan los equinoccios de primavera y otoño la gran Chichén Itzá es el escenario del sorprendente fenómeno llamado de luz y sombra. En él la posición del sol coincide con gran precisión con los escalones del Castillo de Kukulkán para proyectar sobre la cara de la alfarda noroeste siete triángulos de luz que se forman paulatinamente de arriba hacia abajo hasta definir triángulo a triángulo la silueta de la serpiente emplumada que mide unos 34 metros de largo. El espectacular momento culminante del fenómeno muestra como la luz llega a la cabeza de piedra del dios serpiente con la que comienza, en el suelo, la escalera.
La serpiente emplumada comienza a descender, la expectación, el silencio, la admiración.... Todos se concentran en este fenómeno extraordinario y mientras el sol proyecta su misteriosa y extensa sombra sobre la escalera norte, cada escalón se ilumina poco a poco. Este proceso tarda cerca de cinco horas y su plenitud se observa por 45 minutos aproximadamente. El dios llega, baja, despliega su prolongado cuerpo en el territorio de los humanos y una vez más desaparece.
Así como ha sucedido dos veces al año desde hace cientos de años, aun hoy sigue conmoviéndonos, asombrándonos. Llamando la atención de astrónomos, historiadores, arqueólogos, científicos, matemáticos, artistas... Kukulkán baja y llega puntualmente a su cita semestral, a su reunión equinoccial con los hombres de la tierra, a la que bendice y trae fertilidad y buenas cosechas. Favorece y camina por el sacbé rumbo al Cenote Sagrado. Entra en él, se sumerge en él, penetra en el inframundo y sigue su camino.