Padre: | Pero, ¿cómo que no quieres ser vegetariano? |
Hijo: | Que no sé, eso es que estoy harto de comer siempre lo mismo. Todos mis amigos comen otras cosas y nosotros siempre estamos con la lechuga, el apio, el apio, la lechuga... |
Madre: | Eso no, hay guisantes... |
Hijo: | Pero quiero probar, no sé, un día... |
Padre | Pero si tienes la hamburguesa de tofu, eh... |
Madre: | ... la escalope de soja... |
Hijo: | Ya, pero no es lo mismo... Quiero probar una vez, sólo... |
Madre: | Amapola, no todas las cosas que dice tu hermano tienen sentido, ¿eh? |
Hijo: | Una vez, una vez... |
Madre: | Respira, respira, respira... |
Hijo: | Además, a mí nadie me ha preguntado que si quería ser vegetariano. |
Madre: | Huy, huy, huy, vamos a hacer una ruedita de energía. Ay... cogemos la energía de la tierra que sube por nuestros pies. |
Hijo: | ¿Qué de malo puede pasar? |
Madre: | Cállate un poquito... |
Hijo: | Por favor, una vez... |
Padre | Una vez... |
Madre: |
¿No vamos un poco de prisa? ... Si vas a hacerlo, hazlo bien. |
Finíssimas de Campofrío, si las pruebas te conviertes.